LOS RIESGOS DE TRABAJAR EN VERANO A PLENO SOL

Según la última Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, un 16,9% de trabajadores desarrollan su actividad laboral a la intemperie. Esto supone que muchas personas efectúen sus tareas bajo condiciones extremas, máxime teniendo en cuenta las altas temperaturas a la que nos enfrentamos cada verano, y que no paran de aumentar.
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Tras el duro confinamiento, estábamos deseando salir a la calle y darnos un buen baño de vitamina D, que falta nos hacía. Darse un simple paseo bajo el Sol se ha convertido en un verdadero lujo. Pero debemos ir con cuidado porque, en esta época del año, los nocivos rayos ultravioletas alcanzan niveles muy elevados y pueden causarnos numerosos problemas de salud.

En este sentido, los que mayores precauciones deben adoptar son aquellas personas que se ven expuestas a largas jornadas bajo el sol y es que, según la última Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, un 16,9% de trabajadores desarrollan su actividad laboral a la intemperie. Este dato, seguro que se ha visto incrementado este verano, ya que se han incorporado al mercado laboral numerosos trabajadores que desempeñan tareas tan importantes como controlar el acceso a nuestras playas o vigilar que se cumplan las medidas de protección adecuadas en nuestras ciudades para evitar nuevos rebrotes por COVID-19.

De este modo, son muchas las personas que desarrollan su jornada laboral bajo condiciones extremas, máxime teniendo en cuenta las altas temperaturas a la que nos enfrentamos cada verano, y que no paran de aumentar. Las empresas de tales trabajadores, y tal y como exige la normativa preventiva, deben contar con las herramientas suficientes para protegerlos, y garantizar que puedan ejecutar lo encomendado de manera segura, sin poner en riesgo su salud.

Con independencia de si desarrollamos o no nuestra jornada laboral bajo el sol, es importante tener en cuenta que nuestra exposición sin protección, aunque sea mínima, puede comprometer nuestra salud a largo plazo. En este sentido, es interesante atender al concepto de “índice ultravioleta solar”.

Este índice, como su nombre indica, mide la intensidad de la radiación de los rayos ultravioletas en la superficie terrestre. Parte de una escala donde el número mínimo es cero y, cuanto más alto sea el valor, existe una mayor probabilidad de que aparezcan lesiones, tanto cutáneas como oculares. Pues bien, este índice se sitúa en los meses de mayo y junio sobre un nivel 6-7 en la península, siendo totalmente necesario contar con medios de protección como cremas.

Durante los meses de julio y agosto, el nivel puede subir hasta el grado 10, momento en el que no debe realizarse ningún tipo de actividad en las horas centrales. Todas estas cuestiones, deben ser atendidas por los servicios de prevención a la hora de diseñar los programas preventivos para trabajadores a la intemperie, cuando exista ese riesgo de exposición solar.

Efectos del sol sobre nuestra piel

El sol es necesario para la vida, pero nuestra exposición prolongada al mismo puede tener efectos devastadores, tanto en nuestra piel como en nuestros ojos.

Nuestra piel es una parte imprescindible de nuestro cuerpo, que desarrolla funciones fundamentales de protección y de aislamiento del medio externo. Nos protege ante agentes externos, físicos y agresiones químicas, evitando las pérdidas de agua, proteínas y temperatura. El papel que cumple es capital, pero en numerosas ocasiones, no la cuidamos como se merece.

Una larga exposición de la piel a la radiación solar, comporta que se produzcan un conjunto de reacciones fotoquímicas que pueden ser beneficiosas o perjudiciales, en atención a la duración de la exposición. Una larga exposición puede conllevar problemas tanto a corto como a largo plazo. Podemos sufrir desde simples rojeces, hasta fotoenvejecimiento o melanoma.

Otros grandes olvidados que también sufren ante el sol son nuestros ojos. Los ojos, por su ubicación, están protegidos de la radiación. Pero, en lugares donde la reflexión solar es muy alta; es decir, cuando estamos en la playa o en la nieve donde existen elementos que “rebotan” la luz solar, necesitamos un extra de protección.

Según la OMS, la exposición solar puede comportar efectos agudos tales como la fotoqueratitis y la fotoconjuntivitis, que principalmente son reacciones inflamatorias de la córnea. Ante la inflamación, sufrimos dolores en la zona, así como lagrimeos. En contraposición de estos fenómenos, cuya sintomatología desaparece transcurridos unos días, nos encontramos con los “efectos crónicos, como pueden ser las cataratas.

¿Cómo podemos protegernos?

Ante los efectos, cada vez más nocivos, del sol, debemos tomar medidas efectivas para prevenir los daños. Debes tener en cuenta que nuestra piel “tiene memoria”, y que los excesos a los que pueda verse sometida hoy, pueden traer consecuencias en un futuro.

Por ello, quiero darte algunas recomendaciones sencillas que pueden ayudarte a proteger tu piel:

Trabaja en la sombra

Si eres de aquellos trabajadores que desarrolla su jornada laboral en la intemperie, procura planificar tu trabajo para poder realizarlo, el máximo de tiempo posible, en una zona sombreada.

Si esto no es posible, cuenta con sistemas de protección como crema, así como la utilización de gorras o sombreros. Ten siempre a tu disposición agua (no muy fría) para mantenerte hidratado. Además, si realizáis el trabajo entre varios, iros rotando en caso de que estéis obligados a trabajar bajo el sol.

Protege tu piel con las prendas adecuadas

A diferencia de las prendas que nos solemos poner en verano, para estar “más fresquitos”, donde dejamos al descubierto piernas y brazos, la mejor protección frente al sol es utilizar ropa que nos cubra por completo, en tanto que es la única manera de proteger la piel y evitar la exposición directa con el sol.

No te olvides de tu cabeza

La cabeza debe estar protegida de la exposición al sol, ya que es una de las partes de nuestro cuerpo más sensibles. Puedes cubrirla con gorras, sombreros o incluso con paraguas.

Utiliza gafas de sol

Como te comentaba, el sol puede tener efectos nocivos sobre nuestros ojos. Por eso es tan importante que los protejas mediante, por ejemplo, gafas de sol. Pero ojo, no cualquier gafa, sino aquellas que garanticen que ofrecen un nivel de protección adecuado ante los rayos ultravioletas.

Utiliza filtro solar aplicado en la piel

Tanto si vas a trabajar bajo el sol, como si sólo vas a dar un paseo por la playa, en verano siempre utiliza protección solar. Existen numerosos tipos de crema que incorporan filtro solar, para cualquier tipo de piel. Como mínimo, utiliza una protección con factor superior a 30.

«Disfruta del sol sin poner en riesgo tu salud»

El sol es necesario para la vida y nos alegra los días. Pero también puede convertirse en el peor enemigo de nuestra piel y ojos. Es importante que tomes consciencia y adoptes las medidas necesarias para proteger tu salud.


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