Desde la aprobación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (allá por el año 1995) las empresas han ido, progresivamente, adaptando sus sistemas de gestión a las medidas preventivas necesarias para crear un entorno laboral más seguro y más saludable.
Sin embargo, todavía son muchas las organizaciones que observan la Prevención de Riesgos Laborales -PRL- como una mera obligación burocrática, cuyo incumplimiento podría derivar en sanciones administrativas, pasando por alto los beneficios que un sistema preventivo fuerte, integrado y cohesionado, ofrece tanto para la empresa, como para las personas trabajadoras.
La PRL resulta fundamental para garantizar la salud y la seguridad de los trabajadores, pero también sirve para mucho más:
- Mejora la competitividad de la empresa.
- Reduce el presentismo y absentismo laboral.
- Aumenta la motivación y productividad de las personas trabajadoras.
- Y, ahora también, nos protege de la principal amenaza para la salud pública mundial: el Covid-19.
¿Cómo la PRL puede ayudar a las empresas a crear espacios seguros y saludables en la actualidad?
La PRL se erige como la primera barrera de protección y contención del Covid-19 en el ámbito laboral.
Si las empresas adaptan sus sistemas preventivos a la nueva realidad (a través de la implementación de nuevas medidas contra el virus, como por ejemplo: evaluando el riesgo de exposición al virus, otorgando materiales de protección adecuados al nivel de exposición, realizando tests de diagnóstico de manera periódica, y un largo etcétera) reducen sustancialmente las posibilidades de que se produzcan contagios en sus instalaciones y, consecuentemente, evitan:
- Las paralizaciones de su actividad productiva.
- El cierre temporal de la organización.
- Las bajas laborales por contagios.
- Las posibles sanciones administrativas.
Por tanto, la PRL en la actualidad, no solo ayuda a garantizar la salud y seguridad de todas las personas trabajadoras de cualquier posible peligro (incluido el Covid-19), sino que también ayuda a las empresas a seguir adelante en estos tiempos tan difíciles.
¿Qué deben hacer las empresas para afrontar la situación actual de manera efectiva?
No existe ninguna fórmula secreta para eliminar al 100% las posibilidades de sufrir un contagio en el ámbito laboral.
Ahora bien, si las empresas actualizan sus sistemas preventivos e implementan medidas concretas de prevención y contención del virus, pueden llegar a reducir muchísimo las posibilidades de sufrir contagios en sus instalaciones (y las nefastas consecuencias que eso conlleva).
Así que, respondiendo a la pregunta, las empresas deben adaptar su PRL a las necesidades actuales, teniendo en cuenta su actividad, características y necesidades específicas, tanto de la organización, como de los propios trabajadores.
¿Qué medidas preventivas aconsejas que adopten las empresas para reducir el riesgo de contagio por Covid-19?
En primer lugar, las empresas deben buscar asesoramiento técnico y profesional en la materia, ya que solo de esta forma, van a poder desarrollar con eficacia las medidas necesarias para reducir el riesgo de contagio por Covid-19.
Una vez que ya disponen de ese apoyo profesional, se debe evaluar el riesgo de exposición al virus, identificando tres niveles: exposición de alto riesgo, exposición de bajo riesgo o baja probabilidad de exposición.
Por otro lado, se deben determinar cuáles son los servicios esenciales o mínimos de la empresa y, a continuación, organizar la plantilla en diferentes equipos de trabajo para evitar un posible contagio colectivo, y así garantizar la continuidad de la actividad productiva.
Además, las empresas deben apostar por el teletrabajo siempre que puedan, pero especialmente, en el caso de aquellos trabajadores que sean especialmente vulnerables al virus.
Finalmente, existen una serie de medidas básicas a nivel higiénico y organizativo, que deben implementarse en cualquier empresa:
- Garantizar la higiene de manos.
- Asegurar el mantenimiento de la distancia social de 2 metros entre personas.
- Aumentar la ventilación exterior.
- Redistribuir los puestos de trabajo para garantizar el distanciamiento social y reducir al mínimo el contacto entre trabajadores, clientes y proveedores.
- Evitar la concurrencia en espacios comunes, limitando el uso de vestuarios, comedores, ascensores, así como eliminando o reduciendo las reuniones, visitas o viajes no esenciales.
- Incrementar la limpieza y desinfección de aquellas superficies que se tocan con frecuencia en el puesto de trabajo: teclados, mesas, interruptores, pasamanos en escaleras, grifos, etc.
Y, por último pero no menos importante, las organizaciones también deben tener en cuenta el bienestar psíquico y emocional de sus trabajadores (el cual se ha visto afectado gravemente por la situación actual), adoptando medidas en consecuencia.
En relación a esto último que comentas, ¿cómo está afectando la situación actual al bienestar emocional de las personas trabajadoras?
Desde el inicio de la pandemia se ha observado un notable incremento en el número de casos de trastornos mentales y emocionales como el estrés, la ansiedad, o la depresión, sobre todo en las personas en activo.
En este sentido, el 42% de las personas trabajadoras en España presenta síntomas de ansiedad. Además, el 61,5% dice sentirse agobiado o en tensión, y hasta un 46,% se siente poco feliz o deprimido.
Estos son datos muy preocupantes que deben hacernos reflexionar sobre la poca atención que se le está prestando a los “efectos invisibles del virus” y, a su vez, sobre la importancia de la prevención de los riesgos psicosociales para garantizar la salud emocional de los trabajadores.
¿Qué pueden hacer las empresas para prevenir esos “efectos invisibles” del Covid-19?
Apostar por reforzar el sistema preventivo empresarial, poniendo el foco en la prevención de los riesgos psicosociales, y adoptando nuevas medidas como:
- Realizar evaluaciones sobre el impacto del Covid-19 en la salud psicológica de los trabajadores.
- Incluir en los reconocimientos médicos de los trabajadores un cuestionario sobre salud mental para detectar preventivamente los riesgos psicosociales.
- Prestar apoyo psicológico y social ante cualquier síntoma de estrés, ansiedad o depresión.
- Evaluar la salud emocional de la plantilla tras la reincorporación al puesto de trabajo, después de un período de teletrabajo o de vacaciones.
- Reducir la carga mental a la que se ven sometidos y organizar mejor el tiempo efectivo de trabajo.
- Facilitar herramientas de gestión de las emociones a los trabajadores que complementen el apoyo psicológico ofrecido por la empresa.
- Potenciar un liderazgo saludable entre los puestos directivos y responsables para que sepan cómo acompañar emocionalmente a los trabajadores, liderando de forma efectiva y segura.
- Fomentar la conciliación laboral y familiar.
Solo con estas acciones preventivas (y algunas más) las empresas conseguirán minimizar el impacto de la Covid-19 en la salud psicosocial de las personas trabajadoras y crear un entorno laboral verdaderamente seguro y saludable, a todos los efectos.