¿Tus trabajadores son conscientes de los riesgos a los que se enfrentan diariamente?
Para conseguir un buen grado de integración de la prevención en el sistema de gestión de tu empresa, resulta totalmente necesario implicar a todos los trabajadores en el desarrollo preventivo. Por ello, todos tus colaboradores, con independencia del cargo que ostenten, deben ser conscientes de los riesgos con los que pueden interactuar en el desarrollo de su actividad laboral y, por supuesto, deben recibir la formación teórico/práctica, suficiente y adecuada a su puesto de trabajo, para evitarlos.
Pero ¿qué es el riesgo y cómo se concibe? Cuando nos referimos a “riesgo” no aparece en nuestra mente una idea clara. Para cada persona, el riesgo comporta una serie de factores: adrenalina, miedo, daño, felicidad o alegría. Hay gente que entiende el riesgo desde una perspectiva positiva. Cuántas veces habremos escuchado eso de: “si no arriesgas, no ganas”. Pues bien, es aquí donde tenemos que focalizar nuestros esfuerzos. Cuando hablamos de riesgo en el marco de la PRL, estamos refiriéndonos a aquél que puede llegar a perturbar la seguridad y la salud en nuestra empresa. De aquí la importancia de hacer ver, salvando las particularidades de cada caso, lo que debe entenderse por riesgo y sus posibles consecuencias.
La percepción del riesgo es básica y extraordinaria para prevenir accidentes y enfermedades laborales
Hay una multiplicidad de factores que influyen a la hora de determinar lo que entendemos por riesgo: las creencias propias de la persona, sus valores, sus conocimientos, sus experiencias y un largo etc. Esto implica que, en el ámbito laboral, coexistan empleados que desarrollen una misma actividad pero, sin embargo, no perciban el riesgo implícito en ella del mismo modo. Para lo que algunos sea un riesgo evidente, para otros no tendrá tanta importancia y este hecho, sin formación en prevención, puede ser muy peligroso.
Desde una perspectiva interna/personal, las principales creencias que afectan a la percepción del riesgo son:
- Infravalorar el peligro. Esta es una conducta que suele aparecer en personas muy seguras de sí mismas y que creen poder tenerlo todo bajo control.
- Reducir la naturaleza del riesgo por conocimiento de la actividad a desarrollar. Muchas veces, nuestros empleados están tan acostumbrados a desempeñar sus funciones laborales, que se olvidan del riesgo que conllevan. La monotonía en el trabajo puede ser un factor perjudicial en la concepción del riesgo.
- Las emociones que derivan ante un riesgo inminente. Como te explicaba con anterioridad, las sensaciones que puede provocar el riesgo en una persona son totalmente distintas a las que puede provocar en otra. Esto, por tanto, incide en cómo se entiende y se percibe el riesgo.
Partiendo de la premisa de que estos factores son totalmente distintos en función de la personalidad de cada empleado, debemos buscar la manera de inculcar la percepción del riesgo desde una perspectiva genérica y global, la cual nos permita integrar de manera correcta la prevención en nuestro sistema de gestión.
¿Cómo mejorar la percepción del riesgo?
Como decía, nunca vamos a poder tener una definición clara y sin matices del riesgo pero, si introducimos determinadas medidas en nuestra empresa, podremos crear la llamada “conciencia de riesgo”, consiguiendo así que la prevención sea efectiva y cumpla su objetivo: mantener la seguridad, salud y competitividad en nuestra entidad.
Déjame que exponga, de manera sencilla, algunas medidas que podrás adoptar, a partir de mañana, para mejorar la percepción del riesgo en tus trabajadores:
- En primer lugar, cómo no, debes informar y formar en PRL a todos tus trabajadores, con independencia del mando. Esto, además de ayudar en la toma de conciencia de los riesgos existentes, te ayudará a conseguir un mayor grado de integración de la prevención. ¡Por cierto! Si te interesa saber cómo conseguir un mayor grado de integración de la prevención, te recomiendo que leas este artículo.
- Trabajar en potenciar creencias más saludables y seguras. Aunque en tu empresa, una actividad en particular, se haya estado desarrollando de una determinada forma, no significa que sea la más adecuada ni segura. Por ello, introduce una nueva metodología que haga ver a tus trabajadores que existen otras formas de desempeñar sus funciones.
- Cambiar la prioridad de valores para que la salud y la seguridad sea lo más importante. Está claro que en el marco de la actividad empresarial debe primar la productividad y eficacia. Ahora bien: no a cualquier precio. Debemos transmitir a nuestros empleados que las personas están por encima de los beneficios y que no deben arriesgar su salud ni seguridad para obtener mejores resultados.
- Realiza actividades y cursos donde tus trabajadores puedan observar los peligros a los que se enfrentan diariamente. Un factor que juega en nuestra contra cuando hablamos del riesgo es que no podemos verlo. Muchas veces, actúa como un enemigo invisible. Por eso, es necesario instruir bien a nuestros empleados. Mostrarles las consecuencias que puede comportar un incorrecto desarrollo de la actividad, es la mejor manera de que visualicen el riesgo y tomen conciencia de él.
En definitiva, apóyate en personal cualificado para ayudarte, guiarte y acompañarte en el proceso de mejora de la percepción del riesgo hacia creencias y valores más positivos, que hagan tomar conciencia a tus empleados de la importancia de la salud y la seguridad en el entorno de trabajo.
Y ahora, como siempre:
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¡Hasta la próxima!